Problemas técnicos

Pido disculpas a los miles de seguidores que preocupados me han escrito para interesarse por la ausencia de contenidos nuevos en este nuestro blog de cabecera. El motivo ha sido avería inminente de ordenador que ya se ha subsanado, así que en breve volveremos a la carga.

Gracias por la espera

El video del espectador (II): Grease

Con la intención de mantener las buenas costumbres de poner un video cine-musical los miércoles, y teniendo una lista enorme para elegir pero ningún motivo concreto para elegir uno, he decidido por calendario y resulta que una de las personas relacionadas con el cine o la música que cumple años hoy es Randal Kleiser, el que fuera director de Grease en 1978 y que hoy cumple la curiosa edad de 65 años, por lo que aquí en España se encontraría con la duda de si se puede jubilar o no. Y dado que a la hora que escribo esto es de noche y es verano... A ver si adivinais que canción voy a poner.

Varios motivos para ver Breaking Bad

Sí, lo sé, soy un pesado. A casi todos a los que os conozco en persona os he dado la tabarra con que veáis esta serie. A algunos os he conseguido convencer y os ha gustado. Otros lo habéis probado y como que no os ha convencido (como decía aquel anuncio de tónica: eso es que lo habéis probado poco), y otros, simplemente o habéis pasado del tema, o no habéis encontrado aún el momento de poneros a ello. Bueno, creo que voy a hacer un último intento por venderos una de las mejores (si no la mejor) series televisivas en activo del momento. Quizás no sea tan publicitada como Dexter, Fringe, House o Juego de tronos (por citar tan solo algunas series americanas), pero el boca a boca y los premios televisivos la avalan. Mirad el aspecto del poster de la cuarta temporada estrenada el pasado domingo y si sigue sin picaros el gusanillo, tras el salto os doy algunos motivos para verla.

El video del espectador (I): Aterriza como puedas

Como prometí cine y música y de momento no ha sonado ninguna nota, y aprovechando eso de que en la mayoría de cines el miércoles es el día del espectador, voy a tratar de poner cada semana un video donde la música y el cine vayan de la mano. Que un actor o actriz se arranquen a cantar, un número musical o simplemente una escena donde la música tenga bastante relevancia. No tenía ninguna especial para que fuera la primera, así que pondré una que encontré hace poco por youtube y así empezamos con una sonrisa.

Secuelas (Y si cuela, cuela), vol. II

Muchos diréis que mucho quejarme de las secuelas y luego voy y caigo yo en lo mismo, que si parezco Tarantino partiendo Kill Bill en dos partes o Peter Jackson con El Hobbit, dividiendo en dos partes lo que se podía contar en una sola. Pues sí, reconozco que razón no os falta, pero yo al menos no os cobro dos veces (bueno, no cobro ni dos ni una, pero se aceptan donaciones). En cualquier caso, aún quedan unos cuantos tipos de franquicias cinematográficas de los que hablar, y que como de costumbre, poco o nada aportan al espectador más allá de un vacío en el bolsillo.

 

Secuelas (Y si cuela, cuela), I

Ayer estuve viendo en el cine Kung-Fu panda 2, que todo sea dicho me pareció un pelín mejor que la primera. Llegó un momento en que me dí cuenta de que estaba viendo practicamente la misma película que la original. Apenas algún cambio y algún personaje nuevo y tal, pero en general, la misma película otra vez. Claro,que esto no es de ahora. Haciendo memoria, el caso más antiguo que conozco debe ser El Quijote y seguramente que esto no lo inventó Cervantes, así que se lleva haciendo más de 400 años por los motivos que sean y mientras siga funcionando el negocio no va a dejar de hacerse. Contadas son las excepciones en que la secuela merece la pena. Normalmente o nos dan lo mismo pero peor, o estiran el chicle todo lo que puedan, o directamente nos toman el pelo. Así que como no tengo nada mejor que hacer y de algo hay que escribir, vamos a ver que tipos de secuelas nos bombardean desde hace años, aunque muchas de ellas pueden entrar en más de un grupo. Para hacer honor al tema, lo dividiré en dos entregas.

 

Dáte el piro, vampiro

Cuando dentro de un tiempo eche la vista atrás y compruebe que todo empezó hablando de True Blood, me echaré a reír o me echaré a llorar, no habrá término medio. El caso es que por algo habrá que empezar a hablar y es lo que ahora mismo tengo más reciente: la cuarta temporada de True Blood.

Empecé a ver esta serie a ritmo americano hace tres veranos. Aún no había el bombardeo este con los Crepúsculos ni The Vampires Diaries. A eso se le añade que quitando la primera temporada que comenzó a emitirse en septiembre, las demás se emiten en verano, cuando la mayoría de series que sigo han acabado sus temporadas o están pendientes de comenzar, con lo cuál, un motivo más para hacerle un hueco. El problema es que es una serie de tantas que tienen un comienzo interesante y la primera temporada funciona en mayor o menor medida, pero luego empiezan a desvariar y uno se ve en el dilema de seguir viéndola por curiosidad o mandarla a freír espárragos.

Ya estoy aquí

Apunten el día y la hora, 5 de julio del 2011. Cuantas veces habré escuchado de varios de vosotros "¿por qué no escribes algo?, "escribes bien, ¿por qué no lo aprovechas?", "no veas si controlas de cine y de música", "tío, tenemos que atracar un banco".

Esto último aún me lo estoy pensando, pero todo lo demás se ha unido a un aburrimiento descomunal que, sumado al agujero que tengo en mis bolsillos de parado sin prestaciones, ha conseguido que sí, que lo voy a intentar, que voy a aprovechar este huequito para escribir de lo poco que creo que tengo conocimientos para opinar: cine, series de televisión, música y ocio en general. En efecto, se nota que no tengo estudios.

Eso sí, cuando se me desborde el ego no lo uséis en mi contra, vosotros me habéis provocado. Tengo año y medio antes de que se acabe el mundo según los mayas para que Buenafuente me entreviste en su programa, The Washington Post me incluya entre los bloggers más interesantes del mundo, Google trate de comprar mi dominio y Mark Zuckerberg quiera ser mi socio. Cuando escriba mis memorias, me referiré a esta página como el blog que me hizo famoso.

Y hechas las presentaciones, pasen y vean, las palomitas las pongo yo.

- ¡Este tío es un puto genio!