08 marzo 2013

Reivindicando a: Clive Burr

Aprovechando mi primer especial dedicado solo a la música, que una vez yo también fui batería y que el homenajeado en cuestión cumple tal día como hoy 56 años, qué mejor momento para recordar el peso específico que tuvo Clive Burr en los primeros años de una de las bandas más importantes de la historia de la música en general, y del heavy metal en particular: Iron Maiden. Lógicamente, el máximo responsable que de que esta banda llegara a donde llegó y a donde a día de hoy aún se mantiene aunque sus mejores horas quedaron atrás, se llama Steve Harris, fundador, compositor mayoritario y líder absoluto de la banda. Pero una banda tan grande no crece sin la ayuda del resto de componentes y aunque en definitiva con este artículo voy a tratar de resumir el ascenso de Iron Maiden, merece ser destacada la intervención en todo el proceso de Clive Burr.


El proceso desde que Iron Maiden nació en la zona este de Londres en 1975 hasta que se convirtió en una referencia mundial del heavy metal apenas seis años después, fue un continuo ensamblaje de piezas que, complementándose unas a otras, lograron un sonido y un impacto musical para el que había pocos precedentes, y los pocos que había fueron claramente superados. Gran parte del mérito es claramente de Steve Harris, bajista y miembro fundador de la banda que con su personal forma de tocar sigue siendo considerado uno de los mejores bajistas que ha dado el rock, sirviendo de influencia a infinidad de músicos. Pero en una banda todos y cada uno de los instrumentos tiene su importancia. La batería marca el tiempo, el bajo el ritmo, y el instrumento principal, en este caso la guitarra, marca la melodía. Harris tenía muy claro que aquel guitarra rubio que pasó por la banda en los primeros meses y que dejó el grupo por diferencias con el otro guitarrista se adaptaba perfectamente a su forma de tocar. Por eso, cuando un año después ese problemático guitarrista abandonaba la banda no dudó en llamarle para que volviera a incorporarse al grupo. Aquel chico se llamaba Dave Murray y casi 40 años después sigue en la banda. Y si con la guitarra hubo problemas, la parte de la voz no iba a ser menos. En Paul Di'Anno encontraron un vocalista comprometido y un frontman con energía para defender las canciones en directo, cualidades que nunca coincidieron en los anteriores cantantes que tuvo la banda. Habían pasado tres años desde la formación del grupo y completados con el batería Doug Sampson la fama de Maiden a nivel local crecía a gran velocidad. Es en ese momento cuando aparece en escena otra de las piezas claves del éxito de la banda: el manager Rod Smallwood.

Era 1978 y Rod vio en seguida el potencial que ya empezaba a tener la banda. Gracias a su gestión, de repente empezaron a hacer muchos conciertos por toda Inglaterra viajando en un viejo camión de segunda mano que hacía las veces de transporte de equipo y hotel, ya que el poco dinero que ganaban por aquel entonces se invertía en equipo de luces para el grupo. Ese estilo de vida pasó factura al batería Doug Sampson, y aunque Smallwood había conseguido un contrato discográfico con EMI por tres discos, abandonó la banda por problemas físicos. Por aquel entonces la formación ya funcionaba con un segundo guitarrista llamado Dennis Stratton que recomendó a un batería conocido suyo para que le hicieran una prueba. Aquel batería era Clive Burr, quién se ganó el puesto justo a tiempo de entrar a grabar lo que fue el primer disco de la banda.


En aquella época el sonido y las estética dominante en Inglaterra era el punk, imagen de la que ni siquiera Iron Maiden pudo escapar como demuestran la vestimenta de Paul Di'Anno, el sonido de la banda o incluso el arte conceptual de la portada del disco debut. Aún siendo un disco bien valorado por los fans, Harris quedó bastante disconforme con el sonido del primer álbum y tras una serie de diferencias musicales Dennis Stratton abandonó el grupo siendo sustituido por un amigo de la infancia de Dave Murray que tocaba en una banda llamada Urchin. Su nombre, Adrian Smith.

La banda seguía puliendo el sonido buscado y para el segundo disco consiguieron a uno de los productores más solicitados del momento y que ya había trabajado para grupos de la talla de Deep Purple o Whitesnake: Martin Birch. El problema que tuvo Killers, nombre del segundo álbum, fue el de tantas y tantas bandas. Mientras en el primer disco se graban las canciones que llevan tiempo funcionando en los conciertos, al entrar a grabar el segundo se encuentran con los descartes del primer disco y con poco tiempo para componer temas nuevos. Por eso, pese a tener un sonido más pulido y una producción más adecuada, Killers no fue precisamente el mejor disco del grupo, aunque les sirvió para aumentar su proyección por Europa teloneando a Kiss.


Otro punto que convirtió a Maiden en fenómeno de masas fue el merchandishing. Las distintas representaciones de Eddie, símbolo de la banda presente en portadas de singles y albumes, se vendieron como churros cuando empezaron a aparecer en camisetas. A eso se unió la primera gira del grupo por Estados unidos convirtiéndose en un fenómeno global. Todo funcionaba a la perfección pero el ritmo frenético superó a Paul Di'Anno que cayó con fuerza en el alcohol y las drogas y supuso su salida del grupo. En ese momento Steve Harris decidió intentar fichar a un cantante que conocía de otra banda y que pensó que sería perfecto para el sonido que estaba encontrando su grupo. Se hacía llamar Bruce Bruce y Rod Smallwood no estaba muy convencido de sus pintas y actitud pero accedió a hacerle una prueba. Rendido a la evidencia, le aceptó a condición de que cambiara su look por uno más heavy y se cambiara su ridículo nombre artístico por el que ponía en su partida de nacimiento: Bruce Dickinson. Y con él la banda completó el sonido que estaba buscando y que la voz de Dickinson podía aportar. Y con ello, el disco que les convirtió definitivamente en un fenómeno de masas y les llevó a una gira por estadios de todo el mundo como cabezas de cartel: The Number of the Beast.


Todas las piezas encajaban. Murray y Smith demostraban una gran complicidad a las guitarras, Clive dejaba ver su personalidad dando su toque personal llegando incluso a firmar una canción, Gangland, a medias con Adrian, y Steve Harris dando rienda suelta a su vena compositora sabiendo que Bruce llegaría a tonos que con Di'Anno hubiera sido imposible. Así se lanzaron a una intensa gira mundial tocando 180 conciertos en el plazo de 10 meses. Pero en diciembre de 1982, Clive Burr tocó su último concierto con Iron Maiden. La maquinaria de la banda funcionaba a pleno rendimiento y nada iba a detenerla, aunque fuera a costa de un detalle bastante feo con Clive. Según algunas fuentes, el motivo de su salida fue la ausencia de Clive durante dos semanas por el fallecimiento de su padre, volviendo a Londres para asistir a su funeral y quedándose unos días para apoyar a su familia, pero el show debía continuar y la banda buscó un sustituto para continuar la gira: Nicko McBrain, un tipo carismático que a día de hoy es un símbolo más de la banda. Es curioso porque aunque fue bastante insensible su salida de la banda y puede llegar a entenderse desde el punto de vista empresarial, si algo sale de la boca de los integrantes de la banda cuando hablan de Clive es para destacar su calidad como músico, su influencia en el sonido de los tres primeros discos de la banda y su profesionalidad como persona. Nicko posiblemente tenga un despliegue técnico mayor y con la evolución constante de la banda ganó protagonismo, pero no se puede negar que cuando llegó, el trabajo ya estaba hecho y la forma de tocar de Clive se dejaba sentir en el sonido de la banda.

En 2001, los miembros de la banda se enteraron de que Clive había sido diagnosticado con esclerosis múltiple, enfermedad degenerativa que afecta al sistema nervioso. Esta vez la banda si respondió como debían y organizaron una serie de conciertos benéficos para apoyar al que fuera su compañero. Con lo recaudado para la fundación Clive Burr MS Trust Fund, consiguieron que no fuera desahuciado de su casa, habilitar su vivienda con una accesibilidad acorde a su limitada movilidad y costearle un tratamiento médico que le ayudara con sus dolencias. No es mal gesto para alguien que merece estar con letras de oro en la historia de Iron Maiden.


1 comentario:

  1. a ver si lo entiendo... se va dos semanas, y en ese tiempo, Nicko se aprende los temas y además encaja en el grupo y en su dinámica. No he seguido nunca a los maiden, pero me da que fue algo personal que no quieren decir

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