03 agosto 2011

El video del espectador (III): Casi famosos

Hubo un tiempo en que Cameron Crowe hacía películas decentes. En su lista de méritos hay que incluir Jerry Maguire, y sobre todo, Casi famosos. Luego vino el intento de adaptar a la americana Abre los ojos y lo que le salió fue esa especie de videoclip sin ninguna gracia cuyo único punto de interés a estas alturas es ver a Cameron Diaz sacar su vena retorcida. Aparte de que tratar de copiar a Amenábar está penado con el mayor de los fracasos a la hora de comparar, uno de los motivos por los que el remake americano es infumable es precisamente por que Crowe falló a la hora de aplicar una fórmula que en las otras dos cintas citadas le salió a la perfección: el perfecto acoplamiento entre imágenes y música. La escena que traigo hoy pertenece a Casi famosos y si habéis visto la película (y si no ya tardáis) la recordareis perfectamente.






 La situación a bordo del autobús es tensa. Russell (Billy Crudup) está a punto de abandonar la banda y el mal rollo se puede cortar con un cuchillo. Pero como ocurre en la vida real, alguien se arranca a cantar, los demás le siguen y todos recuerdan por qué la vida es tan maravillosa, incluidos el joven William (Patrick Fugit) y la groupie Penny Lane (Kate Hudson) que comparten el bonito diálogo:

      - Tengo que irme a casa.
      - Ya estás en casa.

Hasta el duro de Jeff (Jason Lee, al que desde Me llamo Earl no puedo verle en otro personaje) se une al improvisado coro, que todo sea dicho, con la música de Elton John componen una de las mejores escenas de la película.

Pero Casi famosos cae en aquello tan repetido de que la realidad supera a la ficción y hasta dos de las personas involucradas en la película pueden atestiguarlo. El primero, el propio director. No puede decirse en absoluto que el guión sea autobiográfico. Para empezar, el propio grupo Stillwater es ficticio en un afán de emular a bandas de la época como Led Zeppelin. El resto posiblemente sea un batiburrillo de ficción pura y recuerdos mezclados de la propia experiencia, ya que el propio Cameron Crowe fue durante su adolescencia colaborador de la revista Rolling Stone en los años que la película trata de reproducir.

La otra persona que cruza la línea entre realidad y ficción es Kate Hudson. En la época en la que rodó esta película (2000) era la pareja del líder de The Black Crowes, Chris Robinson, con el que tuvo un hijo. Vamos, no era una groupie como Penny Lane en toda regla, pero le iban los músicos. Y por si esta prueba fuera insuficiente, hace apenas un mes que ha vuelto a hacer padre a otro músico. En esta ocasión el afortunado compañero ha sido Matt Bellamy, líder del grupo Muse. Con esta experiencia no es extraño que ganara el Globo de oro y una nominación al Oscar por encarnar lo que tan bien se le ha dado en la vida real.

Para concluir, una curiosidad visual. Cuando casi al final de la película vemos el dormitorio deWilliam en casa de su madre, en una pared luce un cartel taurino con Manuel Benítez 'El cordobés' a la cabeza. Olé que arte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario